miércoles, 25 de noviembre de 2015


Mis queridos hijos, les invito a la conversión. La conversión es abrir el corazón a Dios, abrirlo sin miedo, y que el Señor tome por completo vuestra vida, vuestros corazones, vuestra esperanza. Sin conversión no hay fe. Sin conversión no habrá paz. Sin conversión no habrá santidad. ¡Conviértanse!¡Enamórense de Mi Hijo! Que Mi Hijo sea la Persona más importante en vuestras vidas. Adórenlo en el Santísimo Sacramento del Altar. No duden en amar a Jesús. Entréguense totalmente a Jesús. Dependan del Sagrado Corazón de Jesús. Amen a Mi Hijo. ¡Oren! ¡Oren!¡Oren! Hasta que se enamoren de verdad de Mi Hijo. Y así encontraran la paz. Así encontraran la fuerza. Así vivirán en Amor Santo y Divino.

Deben abrir los corazones en conversión hacia Dios. Deben cambiar sus corazones. Para que a través de ustedes llegue la conversión al mundo y a esta sociedad tan contaminada por el pecado. Les invito a vivir en santidad y a orar. Pidan el Espíritu Santo que los enamore más de Mi Hijo Jesús. Recuerden ofrecer la Novena de la Inmaculada Concepción por la Paz en el mundo.

Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.