Queridos
hijos, abran sus corazones al servicio del Señor. No permitan que la tibieza
espiritual arroje de sus corazones el Fuego del Amor de Dios. Antes bien, abran
sus corazones. Sirvan con amor. Porque cuando sirven con amor el Señor deja Su
Sello Indeleble en vuestras obras. Pero este servicio de amor debe ser
primeramente hecho hacia a Dios. Renuncien a todo. Cuando todo se oponga al
servicio de Dios es más preferible perder lo material que perder nuestra
amistad con el Señor. Es más preferible vivir escondido en Dios que vivir con
las comodidades que atan y encadenan el corazón a las cosas del mundo y nos
alejan de la amistad con Dios.
Abran sus
corazones y trabajen con amor. Trabajen en sus vidas. Apliquen los Llamados de
Amor y Conversión que nuestros Sagrados Corazones Unidos les estamos entregando
en cada una de sus vidas. Que vuestra vida se convierta en un servicio de amor
para Dios, solamente para Dios. Porque todo pasa. Todo se acaba. Las creaturas
cambian. Pero Dios siempre es fiel. Que vuestro Primer Amor y vuestro servicio
auténtico sea primero para Dios, como lo hice Yo en el Hogar de Nazaret: Todo
para Jesús por medio del Inmaculado Corazón de María. Siempre recuerden: Todo
para Jesús.
Bendigo esta
imagen que han puesto en Mis pies. Los bendigo a todos y a cada uno. Ésta
bendición les impulse a servir totalmente y sin miedo, sin reservas, para Dios.
Sean participes de este ejército que se levantará como un batallón cuando suene
la trompeta que anuncie la Llegada del Cordero. Abran sus corazones totalmente
para Dios. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.