Unan sus corazones a Mi Sagrado
Corazón y vivan de Mi Amor, llénense de Mi Amor y sientan Mi Amor; Amor
crucificado, Amor resucitado, Amor glorificado, Amor eucarístico.
Hijitos míos, sientan Mi Amor, y
con vuestros sufrimientos consuélenme de Mis Sufrimientos Divinos. Yo sufro,
hijitos míos, al ver que Mi Muerte de Cruz es ignorada y se desperdicia la
Gracia de la Redención en las almas que se condenan, en las almas que pecando
me ofenden, porque Yo me entregué para que tuvieran Vida y la tuvieran en
abundancia. Yo me entregué para que fueran santos y perfectos, pero sin embargo
el mundo sigue igual, los corazones me ignoran, me critican, tergiversan Mis
Palabras y persiguen a Mis siervos y profetas.
Hijos ¿a quién hablaré? sino sólo
a Mi pequeño Remanente Fiel al que está allí conmigo, no sólo en la Gloria del
Tabor sino en el Monte Calvario. Mi Madre Amantísima… Juan, Mi discípulo a
quien mucho amo… y María Magdalena, que me amó de verdad y creyó en Mi Palabra,
son la prefiguración de ese pequeño Resto Fiel que estuvo conmigo en la Cruz
del Calvario.
Hijitos míos, sigan conmigo,
sigan en Mi Corazón, sigan en el silencio y en Mi Amor, perseveren y no se
cansen de seguirme.
Yo les amo y les bendigo, y
quiero corazones que me amen con mucho Amor de Dios. El Espíritu Santo, si
piden con fe, quitará vuestro querer humano y pondrá el Querer Celestial, y
así, hijitos míos, me consolarán más.
Paz. En el nombre del Padre, y
del Hijo y del Espíritu Santo.
