‘Tu alma, Esposa del Cordero’
Jesús:
Tu alma pequeña es Esposa del Crucificado.
El
instrumento:
Jesús eres eternamente el Amor de la Cruz, pero perdona mi ignorancia y dime
Jesús que son las almas esposas.
Jesús:
Hijito, desde el Bautismo, las almas son liberadas de la esclavitud del pecado,
el alma es perdonada y consagrada a mi Sagrado Corazón. Esa alma bautizada no
sólo es parte de la Iglesia, sino que se vuelve Iglesia. Entiende, hijo, que el
alma es Iglesia, unida a Mi Cuerpo Místico. El alma al ser Iglesia se vuelve Mi
Esposa, pues la Iglesia es Mi Esposa. Pero hoy, en vuestra actualidad, las
almas han perdido la conciencia de Mis Esposas y la responsabilidad que
conlleva el ser Mis Esposas. Cuando un alma comete un pecado es infiel a Mi y a
la Alianza de Amor que Yo firmé con Mi Preciosa Sangre en la Cruz del Calvario.
Hijo, cada Santa Comunión es una renovación de nuestra unión espiritual. Cuando
me recibes en el Santísimo Sacramento del Altar ocurre una y otra vez un
desposorio eterno, del alma y el Cordero de Dios.
El
instrumento:
Jesús que me pides para comprender en tu Divina Voluntad este Misterio de Amor.
Jesús:
Mi Madre, Señora y Reina de las Bodas Mesiánicas, os ayuda a comprender este
Misterio de Amor y Redención, pero como parte introductoria, y pedida por Mi
Padre del Cielo, es necesario consagrarse primero a su Doloroso e Inmaculado
Corazón. Desde su Corazón Purísimo de Hija, de Madre, y Esposa comprenderán y
vivirán las delicias de la Santísima Trinidad. Mientras las almas y el mundo no
se entreguen a su Purísimo Corazón no encontrarán la Verdad. No porque Yo no lo
desee, sino porque su Corazón Inmaculado es el único que se ha abandonado
plenamente y creído sin vacilar en Mi Divino Querer Trinitario de Amor y de
Misericordia.
El
instrumento:
Jesús, entonces la Mama Celestial es la Puerta de Salvación para encontrarnos
realmente Contigo.
Jesús:
Si, Puerta de Salvación, es decir, que es Corredentora. Hasta que nuestra Santa
Madre no sea reconocida como Mi Perfecta Colaboradora de Mi Plan de Salvación y
Corredentora de las Almas y de la Iglesia, el mundo, la humanidad, no
entenderán Mis Palabras y no acogerán Mis Pedidos.
El
instrumento:
Gracias Jesús, por ser mi Maestro; siempre me demuestras tu Amor, enseñándome
la Verdad.
Jesús:
Porque les amo, les enseño la Verdad. Hijito te amo y te bendigo. Consagra con
Mi Preciosa Sangre tu alma pequeña, Mi Esposa. En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.