domingo, 8 de mayo de 2016


Mis amados hijos, la oración abre en ustedes vuestros corazones a Dios. Cuando oran, sus vidas dan lugar al Espíritu Santo para que actúe y haga maravillas en sus hijos, pero cuando no oran cierran sus corazones y sus voluntades humanas a la acción de Dios.

Por eso, hijitos míos, les invito a orar con mucha fe. Abran el corazón a la oración. No se cansen de orar porque el que ora cambia también en la medida que ora, porque en la oración se derraman muchas gracias del Cielo para vuestra conversión. Cuando oran desde el corazón experimentarán el gran Amor de Dios por cada uno de ustedes.

Oren sumergiéndose en el Amor de Jesús, oren sintiendo al Amor crucificado. Hijos míos, oren con amor.
Yo les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.