Queridos hijos, que la alegría de
la Resurrección de Mi Hijo esté en sus corazones. Vístanse a través de la
oración, de la Luz del Resucitado. Que el Espíritu Santo llene sus almas a
través de la Gracia de los Sacramentos, de la Adoración Eucarística, para que
vivan unidos al Sagrado Corazón de Mi Hijo y encuentren la verdadera Paz.
Reconozcan en Mi Hijo Resucitado
el origen de la Vida. A Él, hijos Míos, deben volver. No aparten su vista de la
Luz de Jesús Resucitado. Hacia Él deben caminar. Con Mi intercesión, con la de
los Santos y de los Ángeles, serán ayudados y fortalecidos para seguir siempre
con ánimo y con esperanza a la Luz de Jesús.