Que la Gracia del Espíritu Santo pueda
descender sobre ustedes, abriendo sus corazones con humildad y sencillez a la
Honra y a la Gloria del Señor.
Mis queridos hijos, que los
sentimientos de vuestro corazón se eleven más alto, más perfectos, a
Dios.
Queridos hijos, aspiren al Cielo,
deseen la Santidad, anhelen llegar a la Santidad. Sean santos, sean celosos,
cuiden sus almas, vivan las virtudes, oren mucho.
Hijos, conviertan vuestro corazón en un
precioso jardín para Dios. Oren, pidan mucho, para que ustedes sean esos
Santuarios Vivos del Señor.
Hijos Míos, adórnense con las Virtudes
del Espíritu Santo, con Sus Dones, con Sus Gracias, con Sus Carismas.
Hijos, anhelen ser santos porque están
llamados a la Perfección del Amor. Están llamados a la Santidad de Dios. No
distraigan sus corazones de éste pensamiento y deseo santo. Ser agradables para
Dios, eso es lo que importa, queridos hijos.
Les amo y les bendigo. En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
(A continuación: El Hombre Providencial con
el Espíritu de Elías es movido por el Espíritu Santo a orar y alabar con el Don
de Lenguas):
El
Santo de los Santos está con ustedes. La alabanza resuene en su Casa Santa. El
Señor está pronto a oír sus suplicas. Amen la adoración y la alabanza. El
Espíritu que se movía en las aguas se mueve en sus corazones cuando alaban. En
alabanza y adoración nos postramos ante Ti Señor. Bendito y alabado sea tu
Nombre Señor. Bendito y glorificado seas Señor. Porque eres Santo. Porque eres
Bueno. Porque eres Justo Señor. Santo, Santo, Santo eres Señor. Bendito y
alabado seas Señor. Luz tres veces Santa. Luz tres veces Justa. Padre, Hijo, y
Espíritu Santo. Bendito y alabado seas por todas las Gracias que nos regalas,
porque aún tienes Misericordia para con nosotros. Aún cuando nadie quiere
escucharte, Tú sigues enviando profetas para recordar Tu Palabra. Bendito y
alabado seas Señor, porque aún cuando somos desobedientes, Tú sigues
insistiendo por nuestra salvación. Bendito y alabado seas.
Te
alabamos y te agradecemos por Tu infinita Misericordia que tienes para con
nosotros Señor, porque nos envuelve tiempo y oscuridad de apostasía, de
tiniebla. Pero Tú siempre estás Señor guiándonos por el Camino Recto. La
Iglesia de Cristo, Aquella donde estará Él Presente en la Santísima Eucaristía,
hacia Ahí nos llamas Señor, para adorarte y glorificar Tu Nombre. Porque estás
con el Padre, porque estás con el Hijo, porque estás con el Espíritu Santo, y
María está al pie de ése Sagrario, adorándote y alabándote, día y noche, por
aquellos que no lo hacemos, por aquellos que no vamos, por aquellos que no te
visitamos.