Mis
queridos hijos, les invito a que sean apóstoles de Jesús, a que escuchen a
Jesús en la Sagrada Escritura, a que hablen con Jesús a través de la oración constante,
a que se unan con Jesús cuando lo reciben en la Eucaristía.
Queridos hijos, Mis palabras sólo
les confirman, les enseñan, les recuerdan, les explican, lo que ya Jesús les ha
dicho en el Evangelio. Por eso, Mis queridos hijos, amen mucho a la Palabra de
Dios, tengan la Sagrada Escritura en un lugar honorable en vuestros hogares, no
guardada, si no puesta sobre el altar; porque la Biblia es Cristo que se ha
hecho Palabra.
Hijos Míos, el apóstol oye para
luego realizar lo que se le ha confiado. El apóstol obedece a lo que se le
pide. El apóstol confía totalmente en su Maestro. Y vuestro Maestro es el
Camino, la Verdad y la Vida de Quien soy Madre. Por eso, queridos hijos, no se
cansen de perseverar y de seguir en el Camino.
El objetivo de ser Iglesia son
las almas. No olviden que lo más importante es la salvación de las almas. Los
sacramentos y todas las Gracias que hay dentro de la Iglesia de Mi Hijo es para
la salvación de sus almas. Y Mis palabras guían sus almas hacia esa salvación
que es Jesucristo mismo.
Hijos Míos perseveren cargando
sus cruces sin cansancio. Hijos no desistan en la lucha contra el Mal. No
desistan en caminar por la Vía de la Cruz. Porque Yo vuestra Madre estoy
intercediendo por cada uno de ustedes. Y en Mi Inmaculado Corazón a todos los
refugio, los guardo, y les enseño como una pequeña escuela de amor. Hijos estoy
con ustedes y donde estoy Yo está Mi Hijo y el Espíritu de Dios.