martes, 5 de enero de 2016


            Mis queridos hijos, les invito a que sean apóstoles de Jesús, a que escuchen a Jesús en la Sagrada Escritura, a que hablen con Jesús a través de la oración constante, a que se unan con Jesús cuando lo reciben en la Eucaristía.
           
Queridos hijos, Mis palabras sólo les confirman, les enseñan, les recuerdan, les explican, lo que ya Jesús les ha dicho en el Evangelio. Por eso, Mis queridos hijos, amen mucho a la Palabra de Dios, tengan la Sagrada Escritura en un lugar honorable en vuestros hogares, no guardada, si no puesta sobre el altar; porque la Biblia es Cristo que se ha hecho Palabra.
           
Hijos Míos, el apóstol oye para luego realizar lo que se le ha confiado. El apóstol obedece a lo que se le pide. El apóstol confía totalmente en su Maestro. Y vuestro Maestro es el Camino, la Verdad y la Vida de Quien soy Madre. Por eso, queridos hijos, no se cansen de perseverar y de seguir en el Camino.
           
El objetivo de ser Iglesia son las almas. No olviden que lo más importante es la salvación de las almas. Los sacramentos y todas las Gracias que hay dentro de la Iglesia de Mi Hijo es para la salvación de sus almas. Y Mis palabras guían sus almas hacia esa salvación que es Jesucristo mismo.
           
Hijos Míos perseveren cargando sus cruces sin cansancio. Hijos no desistan en la lucha contra el Mal. No desistan en caminar por la Vía de la Cruz. Porque Yo vuestra Madre estoy intercediendo por cada uno de ustedes. Y en Mi Inmaculado Corazón a todos los refugio, los guardo, y les enseño como una pequeña escuela de amor. Hijos estoy con ustedes y donde estoy Yo está Mi Hijo y el Espíritu de Dios.
           
Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.