Queridos
hijos, como Madre Eucarística, Yo les invito a amar a Jesús Sacramentado, que
es el Sol de vuestras vidas; que su Luz les acompañe en su caminar, y que no
tengan otro alimento más que Jesús, el Pan de Vida.
Transfórmense
cada día en Jesús. Cuando reciben a Jesús en la Eucaristía se transforman en
Jesús; ustedes dejan de ser, parar ser en Jesús, para ser un sólo corazón con
Jesús.
Por eso, es
importante estar en la Gracia con la confesión frecuente. Porque un corazón en
pecado pone límites a la Gracia recibida con los Sagrados Sacramentos. Pero un
corazón limpio, donde está el Espíritu Santo, abre totalmente al hombre a la
acción de Dios.
Por eso,
queridos hijos, den, gracias y alabanzas, adoración a Jesús en el Santísimo
Sacramento del Altar, donde también estoy Yo adorándolo como Madre Eucarística.
Estoy en esa boda eucarística donde Jesús Eucaristía se desposa con el alma que
lo recibe. Yo soy la Medianera en esa boda eucarística, boda mesiánica, y lo
que será plenamente en la Boda del Cordero, cuando Mi Corazón Inmaculado
Triunfe y todos los corazones sean uno en Jesús, en el Cordero.
¡Amen a la
Eucaristía! ¡Adoren a Jesús en la Eucaristía! Oren por los sacerdotes para que
sean dignos servidores del Altar y sean a imagen de Cristo en la tierra.
Les amo
hijitos y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo. Amén.