jueves, 3 de diciembre de 2015


       Queridos hijos, como Madre Eucarística, Yo les invito a amar a Jesús Sacramentado, que es el Sol de vuestras vidas; que su Luz les acompañe en su caminar, y que no tengan otro alimento más que Jesús, el Pan de Vida.

Transfórmense cada día en Jesús. Cuando reciben a Jesús en la Eucaristía se transforman en Jesús; ustedes dejan de ser, parar ser en Jesús, para ser un sólo corazón con Jesús. 

Por eso, es importante estar en la Gracia con la confesión frecuente. Porque un corazón en pecado pone límites a la Gracia recibida con los Sagrados Sacramentos. Pero un corazón limpio, donde está el Espíritu Santo, abre totalmente al hombre a la acción de Dios.

Por eso, queridos hijos, den, gracias y alabanzas, adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, donde también estoy Yo adorándolo como Madre Eucarística. Estoy en esa boda eucarística donde Jesús Eucaristía se desposa con el alma que lo recibe. Yo soy la Medianera en esa boda eucarística, boda mesiánica, y lo que será plenamente en la Boda del Cordero, cuando Mi Corazón Inmaculado Triunfe y todos los corazones sean uno en Jesús, en el Cordero.

¡Amen a la Eucaristía! ¡Adoren a Jesús en la Eucaristía! Oren por los sacerdotes para que sean dignos servidores del Altar y sean a imagen de Cristo en la tierra.

Les amo hijitos y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.