Hijos, el tiempo en el que el mundo está sumido es un tiempo de dolor, de confusión. Muchos hombres y mujeres están desorientados: viven el relativismo, viven sin amor. Muchos corazones están enceguecidos por el materialismo. Y muchos jóvenes viven en la idolatría. Muchos niños ya no se acuerdan de orar y de pedir por la paz. La oración hace falta en muchos corazones. Y sólo orando desde el corazón podrán conseguir la paz, detener las guerras, y cambiar el mundo: con oración y el ayuno.
Queridos hijos, la paz de muchas naciones está
amenazada y la Tercera Guerra Mundial profetizada por la Santísima Virgen está
en su curso, porque los hombres no han querido escuchar a Dios y se están
destruyendo. El pecado del aborto clama justicia y muchas almas se condenan.
Queridos hijos, ustedes que se reúnen para escuchar
nuestros mensajes y que son hijos del Inmaculado Corazón de la Madre Celestial:
oren; no se cansen de orar, no se cansen de escuchar nuestros mensajes, no se
cansen de perseverar, porque son almas de oración las que necesitamos, para que
intercedan por la paz, por la conversión de los pecadores.
Hijos, oren, oren por el mundo. Muchos pueblos están
siendo aniquilados por la guerra, muchos hombres y mujeres abandonan sus países
y lo que encuentran es violencia y rechazo; ya la vida humana desde el vientre
materno es amenazada. Hijos, obedezcan el Llamado de su Madre. Yo intercederé
por los hijos de la Madre y Yo los protegeré de los Herodes de este tiempo,
pero es necesario docilidad y voluntad.
Mis Lirios de Amor y de Pureza les entregarán esa
Gracia si oran con fe y con perseverancia. Les amo y les bendigo. En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.