Hijitos Míos, los miro con Ojos de Misericordia.
Mis
Ojos Maternos están sobre cada uno de ustedes. Yo conozco bien las intenciones
y los sufrimientos de sus corazones. Yo presento sus oraciones a Mi Hijo Jesús.
Hijos
Míos, no desconfíen de Dios. Por muy oscuro que se encuentre vuestro caminar no
desconfíen del Señor. Esperen en el Señor. Oren con paciencia. No den lugar a
Mi Adversario, renegando de sus problemas y quejándose de sus situaciones. Sino
más bien, ofrézcanse. Ofrezcan sus sufrimientos, sin medir. Totalmente
ofrézcanse sin miedo y sin reserva. Porque el alma justa alcanza siempre la
Misericordia de Dios.
Hijos
Míos, estoy con vosotros. Les animo a seguir. Porque el seguimiento de Mi Hijo
es el Camino del Calvario con la Cruz a cuesta.
Hijos
Míos, oren mucho y carguen sus cruces, sin miedo y sin desconfianza. Ofrezcan
sus sufrimientos por los pobres pecadores, por la Iglesia, por las almas que no
conocen a Dios. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y
del Espíritu Santo. Amén.